“…Nunca había viajado fuera de Irlanda por mi cuenta antes de haberme ido a Brasil, al otro lado del mundo, durante dos meses, pero Brazilian Experience me hizo sentir a salvo e hizo que todo fuera muy cómodo. Arreglaron el alojamiento, el traslado desde el aeropuerto y mis clases de portugués. Sentí nervios al principio por conocer a mi familia de acogida, con quienes acabé sientiendome como en casa. El mes que pasé aprendiendo portugués en Río, explorando la ciudad maravillosa y sus alrededores, saliendo y conociendo a los locales fue genial. Lo mejor de vivir en casa de una familia es que te pueden aconsejar sobre los lugares que visitar, los lugares donde es mejor no ir, te llevarán a sus eventos sociales, a bares con sus amigos y podrás hablar con muchos locales, algo que no sería posible si se viaja como turista. Después del primer mes en Río, viajé en bus a Belo Horizonte. Lo primero que me llamó la atención es lo acogedora y amigable que es la gente. Todos querían conocerme y saludarme, y aunque yo sólo hablaba un poco de portugués todos se esforzaron por hablar inglés conmigo y me hicieron sentir como parte de la familia desde el principio. Una semana después de llegar a Belo Horizonte empecé un voluntariado en el club de tennis local, ayundando a jugadores en silla de ruedas. Estos jugadores vienen de áreas locales poco priviliegiadas y participaban tres veces por semana para que los voluntarios les ayudaran a mejorar su técnica de tennis. Fue tan enriquecedor ver como los jugadores progresaban en cuestión de semanas mientras yo estaba allí. Aunque Belo Horizonte no recibe a tantos turistas como Río, allí frecuenté a las personas más amigables, acogedoras y amables que he conocido. Mi familia me hizo sentir parte integrante, celebrando una fiesta sorpresa de cumpleaños para mí, invitándome a cenas en casa de sus amigos, llevandome a clubes deportivos para hacer amigos y jugar al tennis, y saliendo conmigo a comer y beber con la familia y los amigos. Realmente debo agradecer a las personas de Belo Horizonte y Río de Janeiro por hacer que mi estancia en Brasil haya sido una experiencia tan marcante, de la que nunca me arrepentiré, que nunca cambiaría y que nunca olvidaré.”