Venir a Brasil es algo que nunca imaginé, y cuando quise darme cuenta ¡ya estaba aquí! A pesar de la barrera idiomática -mi familia no hablaba inglés y yo no hablo portugués- la relación entre nosotros se fue construyendo poco a poco cada día. De una u otra forma fuimos capaces de entendernos. El periodo de las clases fue maravilloso. Sarah, nuestra profesora, nos dio una base excelente para entender y aprender el idioma. Nuestras clases no sólo tuvieron lugar en las aulas… Tuvimos clase en supermercados, ferias, restaurantes y algunos otros tours que hicimos. Vivimos el lenguaje aplicándolo al día a día. Ahora tengo muchas ganas de empezar el voluntariado. Me encanta estar rodeada de niños y hoy, cuando cantaron para nosotros, me sentí muy emocionada. Realmente quiero saber más sobre las vidas de esos niños y ayudarles con lo que pueda y sea necesario.