Mi viaje a Brasil fue sin duda una gran experiencia. Admitiré que al principio fue algo duro, acostumbrarme a la situación, orientarme y sobre todo lograr comunicarme con la gente, además de establecer una rutina en una vida llena de cambios, al principio. Pero cuando miro atrás, veo que son dificultades como esas las que nutrieron mi experiencia y mi aprendizaje. A medida que pasaba el tiempo fui sintiéndome más cómodo con mi entorno, y empecé a apreciar la personalidad abierta y cariñosa de los brasileños. La comprensión del mundo que adquirí con mi trabajo y también observando el modo de vida de aquí, no se pude comparar a ninguna otra cosa que haya aprendido estando en los Estados Unidos. Sólo puedes saber de que estás realmente hecho cuando sales de tu zona de confort.